SUFRIMIENTO EN PAREJA...

El sufrimiento en la pareja se explica por varias causas emocionales, cognitivas y relacionales:

• Desajuste entre expectativas y realidad: Se sufre cuando la relación no se ajusta a la idea o expectativas que una persona tenía sobre cómo debería ser, generando malestar al ver distancia entre lo que se quiere y lo que se vive realmente.

  
  

• Concepto erróneo del amor: Muchas veces se confunde el amor con sentimientos tóxicos o dependencias emocionales. El amor genuino se basa en la bondad, la compasión y el crecimiento mutuo; si la relación genera sufrimiento, es porque puede haberse transformado en un vínculo de lucha, control o dependencia.

  
  

• Inmadurez emocional o falta de habilidades para gestionar emociones: La falta de madurez emocional dificulta afrontar los conflictos y cambios emocionales propios de la pareja, generando inestabilidad y sufrimiento.

  
  

• Sacrificio no correspondido y desequilibrio: Cuando una persona siente que pone más esfuerzo o cuidados en la relación de los que recibe, puede generar distancia emocional, frustración y sufrimiento.

  
  

• Decepción por expectativas no cumplidas: Puede haber un choque entre la imagen idealizada de la pareja y la realidad, lo que genera resentimiento y dolor.

  
  

• Lesiones de apego o falta de reconocimiento emocional: El sufrimiento también surge cuando los sentimientos de uno no son validados o reconocidos por el otro, provocando heridas emocionales que afectan la confianza y la intimidad.

  
  

• Bloqueo emocional: Experiencias traumáticas pasadas o miedo al rechazo pueden generar barreras internas que impiden expresar emociones, afectando la comunicación y conexión en la pareja, y generando sufrimiento continuo.

  
  

• Dependencia emocional y baja autoestima: El apego emocional ansioso puede inducir a la dependencia, ansiedad y baja autoestima, con creencias como “no merezco ser amado” o sentir que la felicidad depende exclusivamente de la pareja.

  
  

En síntesis, el sufrimiento en la pareja nace de la brecha entre expectativas y realidad, carencias en la gestión emocional, desequilibrios en el vínculo, heridas emocionales no reconocidas, bloqueos para expresarse y patrones de dependencia emocional. Para superar este sufrimiento es clave el reconocimiento mutuo, la comunicación honesta, poner límites, y trabajar la madurez emocional individual y en conjunto.